El pasado 17 de febrero una mujer acudía al Juzgado de Violencia sobre la Mujer número 1 de Vitoria para prestar declaración. Embarazada de cuatro meses había interpuesto el día anterior una denuncia a su pareja por agresión sexual y solicitaba una orden de protección por maltrato habitual, tanto físico y psicológico.
Durante la declaración, la juez María del Carmen Molina Mansilla titular del citado juzgado, mostró una “clara y manifiesta predisposición de incredulidad hacia el testimonio de la denunciante, interpelándola sin dejar terminar la respuesta, realizando preguntas sugestivas y condicionando su declaración”.
Lo más grave, fue cuando la jueza a cargo le preguntó si “¿Cerró bien las piernas? ¿Cerró toda la parte de los órganos femeninos?”
Me parece inaceptable que una jueza sea capaz de espetarle esta pregunta a una víctima de la violencia de género. Ya de por sí la víctima se encuentra en una situación de vulnerabilidad y el sentir que son ellas las juzgadas en vez del agresor mermará su confianza en denunciar.
La asociación Clara Campoamor ha solicitado formalmente que destituya a la juez titular, María del Carmen Molina, por su "constante vulneración de derechos" de mujeres víctimas de violencia de género.
Esto no es más que otra muestra de como nuestra sociedad se ha convertido en una sociedad que cara al público reniega del machismo pero que en pleno siglo XXI consiente que se pregunte a una víctima de violencia de género por qué no denunció con anterioridad los hechos, como si por haber soportado la situación todo ese tiempo ya fuera responsable de alguna forma de la agresión.
Preguntar a la víctima si cerró bien las piernas cuando la violaron está al nivel de quien culpa a la mujer por viajar sola o hacer autostop como paso con las dos jóvenes argentinas en Ecuador el 23 de febrero de este mismo año.
Dos noticias que demuestran que hay un largo camino para dejar atrás el machismo y para ello es necesario conseguir una sociedad que participe de forma conjunta en su lucha.
Criminalizar a la víctima no es más que buscar causas que puedan justificar la agresión, cuando no hay ninguna excusa posible.
fuentes:
Ruiz Ungo, B. (2016). Ni cerramos las piernas ni la boca. eldiario.es. Retrieved 10 March 2016, from http://www.eldiario.es/norte/vientodelnorte/cerramos-piernas-boca_6_492810723.html
Una jueza, a una denunciante de agresiones sexuales: "¿Cerró bien las piernas?". (2016). El Huffington Post. Retrieved 10 March 2016, from http://www.huffingtonpost.es/2016/03/04/jueza-agresion-sexual-abuso_n_9384920.html
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